Las empresas de energía sucia quieren que las personas crean que la energía nuclear es necesaria para reducir las emisiones de los gases de efecto invernadero y revertir la crisis climática. Esto no podría estar más lejos de la verdad. La energía nuclear no es un solución climática: es demasiado sucia, demasiado peligrosa, demasiado costosa y demasiado lenta. Cada paso de la producción implica injusticias medioambientales y violaciones a los derechos humanos. La cadena de combustibles de uranio y los desastres nucleares hacen que los peligros del clima se agraven, mientras que la industria nuclear obstruye de manera activa las iniciativas de energías renovables y otras soluciones para poner fin a los combustibles fósiles. El uranio y los combustibles fósiles deben quedarse bajo tierra. Podemos y debemos eliminar gradualmente la energía nuclear junto con los combustibles fósiles para reparar las injusticias ambientales y proteger las generaciones futuras.
Demasiado sucias: el ciclo del combustible nuclear
Los reactores nucleares producen electricidad hirviendo agua, al igual que las plantas de carbón, gas y biomasa. Pero en lugar de usar la combustión que consume el combustible al quemarlo, los reactores nucleares liberan energía subatómica dividiendo átomos de uranio en una reacción en cadena (fisión nuclear). Esto genera inmensas cantidades de calor, suficientes para derretir el combustible (una fusión nuclear), romper el reactor y liberar enormes cantidades de radiación. Es la forma más complicada y peligrosa de hervir agua que jamás se haya inventado.
El combustible para la energía nuclear depende de una larga cadena de extracción, procesamiento, enriquecimiento y generación de vastas cantidades de desechos radioactivos y tóxicos. Contamina el aire, la tierra y el agua, y extiende el peligro a ecosistemas y a fuentes esenciales de vida y bienestar. El ciclo del combustible nuclear afecta a países en todo el mundo, de Namibia a Rusia, de Japón a Brasil, de Australia a Canadá. Pronto podría expandirse hasta tierras indígenas en Groenlandia, donde la industria está intentando iniciar la extracción de uranio.
El ciclo del combustible comienza con la extracción y el tratamiento del uranio, que luego es enriquecido para aumentar la concentración de uranio-235 (el isótopo principal para la fisión). La extracción y el tratamiento producen enormes cantidades de desechos radiactivos. Antes de ingresar al reactor, cada medio kilo de combustible ha producido más de 3,500 veces la misma cantidad de desechos radiactivos, que duran muchísimo tiempo y se desechan en minas y sitios de procesamiento al aire libre, apilados o en piscinas.[1] El uranio también se extrae a través de un proceso químico llamado lixiviación in situ (LIS). Este proceso produce menos residuos sólidos, pero contamina las aguas subterráneas de manera directa e irreversible.
En Estados Unidos, existen más de 15,000 minas de uranio abandonadas, principalmente en tierras indígenas al oeste del río Misisipi.[2] Estos sitios contaminan el aire, la tierra y el agua potable, lo cual produce epidemias de cáncer y otras enfermedades entre los pueblos indígenas. Las plantas de enriquecimiento de uranio y fabricación de combustible en Nuevo México, Carolina del Norte, Ohio, Oklahoma, Carolina del Sur y otras localidades se ubican principalmente cerca de comunidades negras, indígenas y de personas de color, y tienen un largo historial de filtraciones y derrames.
Demasiado peligrosas
Mientras sigamos dependiendo de la energía nuclear, los desastres nucleares como el de Chernobyl y Fukushima seguirán ocurriendo. Además, la probabilidad de que ocurran accidentes nucleares en los reactores está aumentando debido al crecimiento del nivel del mar, el calentamiento de las aguas, las tormentas fuertes y otros acontecimientos climáticos extremos. Asimismo, los reactores de todo el mundo están volviéndose más peligrosos debido a su edad y a la degradación de componentes y estructuras importantes. Dos tercios de los reactores del todo el mundo tienen más de 30 años, mientras que el 20% tienen más de 40 años, cifras que superan la cantidad de tiempo para la cual fueron diseñados para operar.[3]
El desastre de Dai-Ichi en Fukushima dejó contaminadas las principales regiones agrícolas y pesqueras de Japón, y decenas de miles de personas no podrán volver jamás a sus hogares. Se calcula que la “limpieza” del sitio del reactor puede tardar 60 años y costar $750 mil millones de dólares.[4], [5], [6]
El desastre radioactivo más grande de Norteamérica tuvo lugar en 1979 en la Nación Navajo. Una presa de residuos de un molino de uranio rompió su dique en Church Rock, Nuevo México, tras lo cual se liberaron más de 340 millones de litros de relave de uranio, que inundó pasturas y recorrió casi 130 kilómetros del Río Puerco.[8] Los desechos radioactivos y tóxicos nunca se limpiaron. Las comunidades afectadas, entre ellas la comunidad Red Water Pond Road, han padecido la contaminación y el desplazamiento, pese a que llevan décadas exigiendo limpiezas y reparaciones.
Demasiado costosa, demasiado lenta
La energía nuclear ha demostrado ser demasiado lenta y costosa para resolver el problema del cambio climático. Cuando no se cancelan, la construcción de centrales de energía nuclear supera casi universalmente los presupuestos, y tarda entre 10 y 15 años en promedio. Más de la mitad de todos los proyectos de construcción de reactores en Estados Unidos se cancelaron, y la tasa de fallas es mucho más alta durante la última década.[9]
Durante la década de 1980, los servicios públicos en casi todos los países del mundo gastaron miles de millones de dólares por sobrecostos y deudas contraídas en la construcción de reactores. Esto condujo a que la construcción de reactores nuevos se detuviera en gran medida en la década de 1990.[10] Para mantenerse relevante en medio de la crisis climática, la industria declaró un “Renacimiento Nuclear” en 2005, con una nueva generación de diseño de reactores que supuestamente serían más seguros, más rápidos y menos costosos de construir. En cambio, en 2018, los costos exorbitantes y las demoras hicieron que la mayoría de los proyectos fuera de China se cancelaran. Algunas de las corporaciones nucleares más grandes del mundo, entre ellas Westinghouse y Areva, entraron en bancarrota. Los únicos dos reactores en construcción en los Estados Unidos (Vogtle 3 y 4 en Georgia) ya han superado sus presupuestos por $14 mil millones de dólares, y están atrasados cinco años con respecto al cronograma original.[11] Si los servicios públicos de Georgia hubieran invertido en cambio en energías eficientes y renovables, sus clientes habrían pagado tarifas de servicio más bajas y el estado hubiera podido haber reducido los combustibles fósiles mucho más de lo que podrán hacerlo jamás los reactores Vogtle.[12]
Emisiones de reactores y desechos radiactivos
Los desechos radiactivos constituyen en sí mismos otra crisis ambiental mundial que pone en peligro el agua y la salud. Las 80,000 toneladas de combustible irradiado en los reactores de Estados Unidos contiene suficiente radioactividad para hacer que cada gota del agua potable de la Tierra sea peligrosa para beber.[13] Esa cantidad representa apenas el 25% de los desechos de todo el mundo y no incluye el enorme volumen de desechos de roca y relave de uranio, uranio empobrecido y desechos radiactivos de “bajo nivel”.[14] No hay “solución” para los desechos, que seguirán siendo peligrosos durante más de un millón de años. Es una carga injusta para las futuras generaciones, un peligro para la ecología y la salud del que no tenemos ningún derecho de imponer sobre otros.
Además, como parte de su funcionamiento normal, los reactores liberan desechos radiactivos en el aire y en el agua. Estas emisiones rutinarias, junto con las filtraciones y los derrames, contaminan a las comunidades que habitan en sus alrededores—la mayoría de las cuales son poblaciones rurales de bajos recursos—, lo cual resulta en epidemias inéditas de cáncer, anomalías congénitas y otras enfermedades.
La energía nuclear agrava el cambio climático
Si bien los reactores no liberan mucho dióxido de carbono cuando generan electricidad, la energía nuclear produce una cantidad importante de gases de efecto invernadero, mucho más que la energía eólica y la solar. La extracción, el tratamiento y el enriquecimiento de uranio son muy intensivos en términos energéticos, lo cual produce emisiones de gases de efecto invernadero significativas. La construcción de reactores implica una gran deuda de carbono debido a la cantidad de concreto y acero que se usa. Un proyecto que se canceló a la mitad de la construcción en Carolina del Sur en 2017 había duplicado su costo inicial a $25 mil millones de dólares. Este proyecto ya había generado tanto concreto y acero como para construir un estadio de fútbol profesional.[16] Aún si los reactores cierran, el desmantelamiento, el transporte y el almacenamiento de los enormes volúmenes de desechos radiactivos generarán gases de efecto invernadero durante por lo menos 10 a 20 años.[17]
Energía nuclear = armas nucleares
Mientras tengamos energía nuclear, estamos bajo la amenaza de guerras nucleares. El enriquecimiento de uranio para la energía nuclear usa la misma tecnología que se necesita para la construcción de ojivas para armas nucleares, y genera entre 7 y 8 veces tanto uranio empobrecido (con menores cantidades de U-235) como el uranio enriquecido para combustibles.[18] Además, las fuerzas militares de Estados Unidos han convertido el uranio empobrecido en un arma, pues lo usan para fabricar balas para aviones de guerra, municiones y armaduras de tanques. El uso de uranio empobrecido contamina la tierra, el agua y el aire en Puerto Rico, Irak, Afganistán y otras regiones en las que Estados Unidos realiza campañas militares y pruebas de municiones. Como el uranio es además un metal pesado, su inhalación o ingestión tiene múltiples consecuencias graves que afectan la salud a largo plazo.
Beyond Nuclear: beyondnuclear.org
Don’t Nuke the Climate: dont-nuke-the-climate.org
Nuclear Information and Resource Service: nirs.org
WISE-International: wiseinternational.org
WISE-Uranium: wise-uranium.org
World Nuclear Industry Status Report: worldnuclearreport.org
- WISE Uranium (27 de enero de 2015). Nuclear fuel material balance calculator [Calculadora de equilibro de material de combustible nuclear]. http://wise-uranium.org/nfcm.html; se calculó el 14 de marzo de 2021 usando las características de la calculadora por defecto, con las siguientes alteraciones para reflejar la industria y el suministro de uranio en Estados Unidos: Ore Grade [grado de mena] = 1.51%; Enrichment Product Assay [valor de enriquecimiento del producto] = 4.3%
- Agencia de Protección del Medioambiente de los Estados (2021). Uranium mines [Minas de uranio]. https:// abandonedmines.gov/about_uranium_mines. Último acceso: 14 de marzo de 2021.
- Schneider, , Froggat, A., et al. (Septiembre de 2020). World Nuclear Industry Status Report 2020 [Informe sobre el estado mundial de la industria nuclear 2020]. (pág. 54). París. https://worldnuclearreport.org/-World-Nuclear-Industry-Status- Report-2020-.html
- Gale, (11 de marzo de 2021). Fukushima nuclear cleanup is just beginning a decade after disaster: Decommissioning target of 2051 in doubt because of difficulties removing molten reactor fuel [La limpieza de Fukushima comienza una década después del desastre: el objetivo de desmantelamiento en 2051 está en duda a causa de las dificultades de sacar el reactor de combustible fundido]. Wall Street Journal. https://wsj.com/articles/fukushima-nuclear-cleanup-is-just-beginning-a-decade-after-disaster-11615458603
- Muramatsu, S. y Kazunari, H. (11 de marzo de 2018). Seven years on, no end in sight for Fukushima’s long recovery: Japan faces myriad challenges to decommissioning and decontamination [Han pasado siete años y no se ve el final en la larga recuperación de Fukushima: Japón enfrenta un sinnúmero de desafíos en el desmantelamiento y la eliminación de la contaminación]. Nikkei https://asia.nikkei.com/Economy/Seven-years-on-no-end-in-sight-for-Fukushima-s-long-recovery
- Kobayashi, (7 de marzo de 2019). Accident cleanup costs rising to 35-80 trillion yen in 40 years: Considering the postponing of decommissioning with ‘Confinement managing’ scenario as a possible option. Urgent need for measures to manage contaminated water [Los costos de la limpieza posterior al accidente ascienden a 35-80 mil billones de yenes en 40 años. Se considera posponer el desmantelamiento en un escenario de ‘gestión de confinamiento’ como alternativa]. Japan Center for Economic Research. https:// jcer.or.jp/jcer_download_log.php?f=eyJwb3N0X2lkIjo0OTY2MSwiZmlsZV9wb3N0X2lkIjo0OTY2Mn0=&post_id=49661&file_ post_id=49662
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